
Si tenemos en cuenta que la croqueta está hecha de pan, huevo, leche como base y, luego, diversos ingredientes, desde verdura hasta pollo, carne o marisco, podemos decir que es un alimento bastante completo, por lo que la croqueta puede encajar muy bien dentro de una dieta sana y equilibrada.
Pero también hay que tener en cuenta que no es un alimento para todos los días, pero en función de cómo se elabore, el relleno que lleve y la forma de cocinado puede convertirse en un plato muy interesante.
Por ello, el objetivo es que el plato no se convierta en una bomba calórica y hay ahí dos elementos clave que deben cuidarse muy bien: el relleno y el aceite que se utilice.
Te recomiendo fijarte en lo siguiente:
-Lo ideal sería elaborar nuestra receta con harinas integrales o de legumbres y pan rallado también integral, que aportarían fibra, hidratos de carbono y proteínas vegetales.
-La leche que usemos mejor descremada (desnatada).
-La bechamel se puede hacer más o menos espesa: con más leche desnatada y menos harina (mejor que no sea refinada sino integral, incluso usar otras variedades de espelta, etc.) y aceite, será más ligera.
-También que el relleno fuese acompañado preferiblemente de pescado o verduras como espinacas, setas, y si es de carne, mejor de pollo o pavo. En buena lógica, cuanto más contenido en ‘sustancia’, más sano.
–Freírlas en aceite de oliva. A una temperatura lo suficientemente caliente (entre 175 y 190 grados) como para que se forme la costra con rapidez, impidiendo que el aceite entre en exceso en el interior de la croqueta, pero no tanto como para que humee. Colocarlas en un papel absorbente después de la sartén, para eliminar el aceite que queda en la superficie.
-Otra opción es hacerlas al horno para ayudar a disminuir la cantidad de grasas, no quedan igual de crujientes, pero rebajan mucho las calorías ingeridas.
-Una opción más es hacerlas en la freidora de aire o airfryer, recuerda que en este caso debes precalentar previamente durante unos minutos antes de introducir las croquetas, y la cantidad de aceite (sólo le pondrás un poco en spray o con un pincel) lo que disminuye considerablemente las calorías de las mismas respecto a la forma tradicional.
Y recuerda que las verdaderamente saludables son las que se preparan en tu cocina….o en las de tu madre o abuela !!!!
Historia de la croqueta
La palabra “croqueta” viene del verbo francés croquer (crujir) y de su variante femenina en diminutivo croquette (lo que viene a ser “crujientita”).
La primera receta de croqueta data de 1691. Ese año se publicó el recetario Le cuisinier roial et bourgeois (el cocinero cortesano y burgués) de François Massialot, cocinero entre otros del duque de Orleans. Eran unas bolitas de una especie de farsa o picadillo a base de carne, huevo, trufa y hierbas, empanadas y frítas. Hasta ese momento, “croquet” se refería en francés a un tipo de bizcocho o pan de especias seco y duro muy crujiente.

Pero la bechamel la creó el gran cocinero galo Pierre de la Varenne y que viene en su libro Le Cuisinier françois (1651), pero en realidad no es hasta el año 1733. El francés Vincent la Chapelle, jefe de cocina del conde de Chesterfield, escribió en lengua inglesa The modern cook (1733), una receta de “turbots à la Bechameille” o rodaballo con una salsa hecha de mantequilla, hierbas, harina y leche. La bechamel triunfó como los Chichos a finales del siglo XVIII y fue entonces cuando los cocineros franceses comenzaron a usarla como base para las croquetas.
Aunque a principios del siglo XIX ya se comían croquetas en España, la primera receta española de croquetas fueron unas croquetas de arroz pensada como postre. Se incluyeron en un libro de cocina de 1830 con el curioso título de Manual de la criada económica y de las madres de familias que desean enseñar a sus hijas lo necesario para el gobierno de su casa. Hechas de arroz con leche, se empanaban dos veces y se freían.

A partir de ese momento las croquetas ganaron popularidad, porque a mediados del siglo XIX ya había recetas en español para hacer croquetas de ave, conejo, ternera, cangrejos, salmón, merluza, langosta y patata. Algunas se hacían a lo antiguo, con un simple picadillo, y otras con bechamel en plan moderno.
Bibliografía
- https://www.croquetasricas.com/historia-de-las-croquetas/#tipos
- https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/01/09/articulo/1515530144_350146.html
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