
El síndrome de intestino irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo crónico y recurrente caracterizado por dolor y distensión abdominales, y hábitos intestinales alterados (sea en forma de estreñimiento, de diarrea o de ambos).
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Su prevalencia es de 10 a 20% de la población general, pero para quienes lo padecen tiene un gran impacto en su calidad de vida.
El dolor es un síntoma exigido sin el que no puede establecerse el diagnóstico de SII; puede ser cólico o constante, aparecer de manera impredecible, ser de localización variable y tener una intensidad que se modifica con la defecación o las ventosidades.

La hinchazón y la distensión abdominal son muy frecuentes, predominan en mujeres y a menudo aumentan progresivamente a lo largo del día y tras las comidas.

El estreñimiento puede presentarse en cualquiera de sus manifestaciones: deposiciones infrecuentes, heces duras, sensación de evacuación incompleta, excesivo esfuerzo defecatorio, sensación de obstrucción al defecar o necesidad de ayuda manual.

En cuanto a la diarrea, suele ser diurna, con frecuencia matutina y/o posprandrial, semilíquida o líquida y va acompañada en muchas ocasiones de urgencia defecatoria. La presencia de moco en las heces resulta habitual y no ha de considerarse un signo de alarma.

En mayo de 2016 se publicaron los Criterios de Roma IV, que son los que actualmente se usan. De acuerdo con ellos, el SII se diagnostica por la presencia de dolor abdominal recidivante que ha de estar presente al menos 1 día a la semana y con dos o más de las siguientes características:
- Se asocia a la defecación;
- Está relacionado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones;
- Se asocia con un cambio en la consistencia de las deposiciones.
Los criterios deben cumplirse durante los últimos 3 meses y los síntomas haber comenzado un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico.
Los subtipos del SII se establecen de acuerdo con la consistencia de las deposiciones evaluada según la escala de Bristol:
- Si más del 25 % de las deposiciones corresponden a los tipos 1 o 2, se considera que el paciente tiene SII-Estreñimiento;
- Cuando más del 25 % de las deposiciones son del tipo 6 o 7, padece SII-Diarrea;
- Si existe más del 25 % de ambas (tanto 1 o 2 como 6 o 7), se establece el diagnóstico de SII con hábito deposicional mixto,
- Y cuando hay menos del 25 % de ambas se habla de hábito deposicional no clasificable.

Hay que tener presente que los síntomas de diarrea y estreñimiento frecuentemente son mal interpretados en los pacientes con SII. De hecho, muchos pacientes con SII que se quejan de “diarrea” se refieren a deposiciones frecuentes de heces formadas, y en la misma población de pacientes “estreñimiento” puede referirse a cualquiera de las variedades de quejas asociadas con intentos de defecación y no simplemente a movimientos intestinales infrecuentes.
Las causas precisas por las que se produce el SII aún no se conocen completamente. La opinión compartida por los expertos es que se trata de un trastorno multifactorial:
Desde hace años se conoce que los pacientes con trastornos funcionales digestivos presentan de forma característica hipersensibilidad a estímulos viscerales que puede afectar a cualquier territorio del tracto digestivo. Este incremento de la sensibilidad visceral hace que estímulos que pasan completamente desapercibidos para personas sanas se perciban como síntomas abdominales por parte de estos pacientes.
El estrés y demás factores psicológicos no provocan los síntomas del SII, pero sí tener tienen una clara influencia en la gravedad percibida de los síntomas abdominales y en la pérdida de calidad de vida del paciente.
La presencia de inflamación de la mucosa intestinal es una de las causas conocidas de alteración de la sensibilidad y de las respuestas motoras en el tracto gastrointestinal.

Numerosos estudios han mostrado recientemente alteraciones de la microbiota intestinal normal en los pacientes de SII. En líneas generales, las personas diagnosticadas con SII parecían tener una comunidad de microbios intestinales menos diversificada y más inestable que los individuos en buena salud.
En el síndrome del intestino irritable (SII) se ha demostrado un mayor incremento de la permeabilidad intestinal en regiones proximales del intestino en aquellos pacientes con SII con predominio de diarrea. En estos pacientes se está estudiando la relación entre la alteración de la función de barrera y los cambios estructurales de las proteínas de las uniones estrechas.

En pacientes con SII se encuentra malabsorción de FODMAP y carbohidratos como la lactosa o la fructosa en un porcentaje superior al de la población general.
El aumento de la concentración de sales biliares, por hipersecreción o malabsorción, se ha descrito también en el 30 % de los pacientes con SII-D.
El tratamiento del SII puede llevar tiempo. Durante este proceso, es importante un seguimiento de sus síntomas, inquietudes y cualquier factor de estrés u otros problemas que se desarrollen, esto puede ayudar a identificar los factores que empeoran los síntomas.
El abordaje terapéutico de los pacientes con SII precisa de un enfoque multidisciplinar para optimizar el control sintomático del SII y de esta forma mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Los pacientes con SII frecuentemente recurren a una serie de terapias alternativas o complementarias en todo el mundo. Sin embargo, su eficacia es difícil de valorar, ya que las concentraciones de los ingredientes activos varían considerablemente dependiendo del proceso de extracción. Son pocas las terapias “alternativas” para el tratamiento del SII que han sido sometidas al rigor de un ensayo científico.

Varios son los fármacos que pueden usarse para tratar de forma individual los síntomas como antiespasmódicos para el dolor, laxantes, fibra, y agentes de volumen para el estreñimiento, antidiarreicos, rifaximina, etc.
No existe evidencia científica que avale el uso de los productos que contienen carbón activado o antiflatulentos.
Los antidepresivos tricíclicos (como la amitripilina) y los serotoninérgicos (como fluoxetina, paroxetina, citalopram, etc.) son eficaces para el alivio de los síntomas en SII.

La mayoría de los pacientes con SII-E consideran responsable de los síntomas a elementos de la dieta, por lo que es importante intentar identificar qué alimento o grupos de alimentos pueden desencadenar o incrementar los síntomas y distinguir entre pacientes con criterios diagnósticos de SII y los que cumplen además criterios de intolerancia/malabsorción a la lactosa, al sorbitol o a la fructosa o son sensibles al gluten pero no celíacos.
La dificultad de evaluar la importancia del gluten en el desencadenamiento de los síntomas de pacientes con SII, se debe a que posiblemente componentes diferentes al gluten que posiblemente formen parte del trigo sean los responsables de los síntomas.

Las dietas que producen menos gases, tales como la dieta FODMAP baja, pueden ayudar a algunos pacientes.
El papel de la fibra en el síndrome de intestino irritable es controvertido, su uso viene abalado porque mejorar la consistencia de las heces, entre otras funciones. En concreto los estudios demuestran una mejoría con el uso del psyllium/plantago ovata, no así los que toman salvado de trigo.

Los suplementos de fibra deben iniciarse en una dosis baja y aumentarse lentamente durante varias semanas para reducir los síntomas del exceso de gases intestinales, que pueden ocurrir en algunas personas al comenzar la terapia con fibras. El aceite de menta también parece eficaz para en el tratamiento del síndrome del intestino irritable según una revisión de estudios del año 2008.
Otras recomendaciones dietéticas son:
- Hacer las comidas en horarios regulares tomando el tiempo necesario en cada una.
- No olvidarse ninguna comida y evitar períodos prolongados de tiempo entre comidas.
- Reducir la ingesta de bebidas gaseosas o que contengan alcohol.
- Reducir la ingesta de alimentos ricos en almidón resistente (no es digerido en el intestino delgado y alcanza el intestino grueso intacto), que a menudo se encuentran en alimentos procesados o recocinados (papas o maíz cocinado, legumbres, arroz frío).
- Limitar las frutas frescas a 3 piezas al día.
- Los pacientes con diarrea deben evitar el sorbitol, edulcorante artificial que se utiliza en los alimentos sin azúcar incluyendo chicles, bebidas y algunos productos para diabéticos y alimentos para adelgazar.

También tener en cuenta que el ejercicio pueda ser una intervención muy útil para el manejo de los síntomas en pacientes con síndrome del intestino irritable, al igual que con otras patologías digestivas.
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