
La pérdida de apetito (anorexia) es uno de los efectos secundarios más frecuentes durante el tratamiento oncológico. Esta disminución en el deseo de comer se suele acompañar de una pérdida de peso, que en ocasiones puede ser considerable. Generalmente esta disminución en el peso suele conllevar una carencia de macro y micronutrientes, que durante esta etapa, son fundamentales para la reparación de los tejidos que han sido dañados durante el mismo.

Las causas de la anorexia se debe a muchos motivos:
-Alteraciones metabólicas propias del cáncer: El gasto energético basal (corregido según el grado de desnutrición) se encuentra aumentado.
-Mediadores tumorales
-Causas psicológicas: Diversos factores de estrés asociados al cáncer pueden contribuir a la desnutrición, como por ejemplo:
- Depresión asociada. En estos casos se ha comprobado un aumento de la ingestión tras un tratamiento farmacológico antidepresivo.
- Existencia de dolor.
- Falta de bienestar.
- Ansiedad ante el tratamiento o el pronóstico.
- Ansiedad ante los alimentos. Pueden producirse excesos o deficiencias nutricionales si los pacientes evitan los alimentos que ellos consideran causa de la aparición del tumor o también si consumen grandes cantidades de otros alimentos presuntamente beneficiosos.
-Factores propios del tratamiento ya sea quirúrgico, quimioterapia o radioterapia

El soporte nutricional temprano debe mantener el estado nutricional adecuado de manera que no se alteren ni la composición corporal, la respuesta inmunitaria, ni la calidad de vida.
Por ello, la nutrición desempeña funciones importantes en muchos aspectos de la evolución y el tratamiento del cáncer .
Estos consejos pueden ayudarte durante este proceso:
- Come poca cantidad de alimento en cada comida pero más veces al día, es recomendable que comas algo cada hora o 2 horas.
- Es importante que pruebes nuevos sabores y texturas, ya que el gusto puede variar de un día para otro, especialmente si estás en tratamiento con radioterapia en cabeza y cuello.
- Come cuando tengas apetito, aunque no sea la hora de comer.
- Son preferibles comidas ricas en proteínas (queso cremoso, leche entera, huevos, carne, pescado…) y en calorías (frutos secos, queso cremoso, mantequilla, miel, azúcar…).
- Evita productos light.
- Es preferible que las comidas más copiosas coincidan con los momentos del día en que te encuentres mejor (generalmente por las mañanas).
- Evita ingerir líquidos durante las comidas para disminuir el problema de la saciedad precoz (salvo en el caso de boca seca y disfagia).
- Estimula tu apetito realizando ejercicio ligero. Pregunta a tu médico qué ejercicios puedes hacer (en general es suficiente un paseo diario).
- Procura que el ambiente a la hora de las comidas te resulte agradable (compañía, presentación de las comidas).
- Es preferible que las comidas estén templadas o frías.
- Evita que las comidas tengan aromas fuertes que te puedan resultar desagradables.
- Es preferible que otra persona prepare la comida.

Bibliografía
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Es de gran ayuda para todos
Muchas gracias Jose Antonio