Aunque no lo parezca, el 10% de la población mundial sufre de alguna enfermedad renal crónica (ERC), pero no suelen descubrirlo hasta que el problema ya se encuentra bastante avanzado, y los únicos caminos que les quedan por transitar son la diálisis o un trasplante de riñón.
La ERC ha crecido casi un 30% en España en la última década y el número de personas en Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS) ha superado por primera vez las 1.300 personas por millón de población (pmp). De seguir su ritmo actual de crecimiento se convertirá en la segunda causa de muerte en nuestro país en pocos años.

La enfermedad renal crónica consiste en la pérdida paulatina de la capacidad que tienen los riñones de filtrar los desechos de la sangre. Cuando los riñones pierden la capacidad de filtración, se acumulan niveles nocivos de sustancias tóxicas alterando la composición química fisiológica de la sangre.
En sus inicios, la enfermedad renal crónica no presenta ningún síntoma, sólo cuando llega a grados avanzados se exhibe una disminución del volumen de orina excretado (diuresis), retención de líquido, que causa hinchazón en las piernas, los tobillos o los pies; falta de aire, fatiga, ritmo cardíaco irregular, dolor u opresión en el pecho, entre otros.

Que no tengas síntomas no significa que tu función renal sea normal, por eso es importante realizarte un análisis.
La buena noticia es que la ERC se puede prevenir y la progresión a la enfermedad renal en etapa terminal se puede retrasar con el acceso apropiado a diagnósticos básicos y tratamiento temprano.
Sin embargo, si un paciente es diagnosticado de enfermedad renal, da igual es estadio, pero no sigue las recomendaciones médicas está abocado a una progresión de la misma que será tanto más rápida cuantos más factores de riesgo tenga la persona y cuanto menos siga estas recomendaciones para mantener su salud.
A es te respecto, es necesario comentar que la diabetes y la hipertensión son las causas más prevalentes de enfermedad renal.
Una vez diagnosticada la enfermedad es muy importante tener en cuenta estos aspectos..

En la prevención, y si ya se padece la enfermedad, es fundamental seguir las siguientes recomendaciones:
-No fumar.
-Mantener una dieta sana.
-Beber suficiente agua.
-No abusar de bebidas alcohólicas y/o gaseosas.
-Consumo controlado de sal.
-Realizar actividades físicas.
-Controlar los niveles de presión arterial.
-No automedicarse, especialmente los antiinflamatorios.
-Sí es una persona que padece de diabetes, debe monitorear sus niveles de azúcar en sangre (ver aquí).
-Sí tiene una enfermedad de riesgo hacerse al menos una vez al año sus pruebas para verificar el funcionamiento correcto de sus riñones.

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