No es nada nuevo, pero en los últimos años se está acentuando aún más. Cada vez pasamos menos tiempo cocinando.

Y esto en combinación con una mayor dependencia de los alimentos de conveniencia preparados, comidas rápidas y otros alimentos preparados fuera de casa, se asocia con una peor calidad de la dieta.
Así lo refleja los resultados del trabajo Alimentación, sociedad y decisión alimentaria en la España del siglo XX, llevado a cabo por la Universidad CEU San Pablo y la Fundación Mapfre en 2018, que revela una dedicación semanal a la cocina cercana a las 7 horas.

Se han identificado una variedad de motivos para explicar la disminución del tiempo que pasamos cocinando, incluida la falta de acceso a alimentos saludables, las limitaciones de tiempo y precio y la falta de conocimiento o confianza en nuestras propias habilidades culinarias.
Por ello, es fundamental la organización de la rutina. Así, resulta clave planificar un menú o al menos pensar en las comidas que podemos llegar a elaborar en los próximos días o a lo largo de la siguiente semana.

Esto nos permitirá elaborar un listado de los ingredientes que debemos tener en cuenta a la hora de hacer la compra. Lo que, a su vez, ayudará a disminuir lo que gastamos en la compra, ya que evitamos comprar alimentos que no necesitamos, también ayudará a tener menos desechos por exceso, y por supuesto, como tenemos los ingredientes que necesitamos para cocinar lo haremos en mucho menos tiempo.

Diferentes estudios demuestran que cocinar en casa con más frecuencia se asocia con un menor consumo de kilocalorías totales, carbohidratos, grasas, sal, azúcar y comida rápida. Los beneficios de cocinar están presentes independientemente de si un individuo está tratando de perder peso o no.
Como así se refleja en un estudio publicado en la revista BMC Nutrition y donde se destaca que los niños que se manejan bien en la cocina tienen hábitos más saludables.
Algunos consejos que podemos utilizar son:

–Tener preparados procesos intermedios del cocinado, como las verduras lavadas y cortadas días previos y conservadas en la nevera o congelador y así tenerlos listos y ahorrar tiempo.

–Congelar sobrantes, e incluso así tener preparada comida para otra semana (cuantos no hemos hecho potaje y luego distribuimos en táperes y los congelamos ¡),…

….o conservar al baño María (por ejemplo, la salsa de tomate en botes de cristal y luego al baño María),…

…o también envasar al vacío los alimentos.

-Usar métodos de cocinado más rápidos, como salteados, woks, a la plancha o el microondas.

-Y no debemos olvidarnos de que recurrir también a conservas de legumbres, pescados o mariscos, e incluso verduras puede ser otra opción saludable.
Recuerda que en lo simple está lo bueno, cocinar no es difícil, es placentero y se va aprendiendo con la práctica.







