El exceso de grasa corporal en los adultos está asociado con mayor prevalencia de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares, siendo esta última la principal causa de defunción en todo el mundo.
En la actualidad, la dieta representa un factor modificable relevante de tratamiento no farmacológico de estas enfermedades crónicas no transmisibles gracias a su potencial de influir positivamente en la promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
El ayuno intermitente (AI), en inglés intermittent fasting, es estrategia nutricional que está despertando un importante interés social en los últimos tiempos.
La popularidad del ayuno intermitente se debe al auge de las estrategias nutricionales que buscan reducir el peso corporal debido al aumento del sobrepeso y obesidad a nivel global, sobre todo por el aumento de la grasa corporal.

Consiste en una forma de alimentación que se caracteriza por unos horarios de comida muy concretos, que limitan las ingestas en unas pocas franjas.

Las duraciones y periodicidades del AI pueden ser muy variadas, y no existe un consenso sobre ellas, aunque cada vez hay más estudios sobre el tema.
Cuando se inicia el ayuno temprano se liberan ácidos grasos del tejido adiposo, los que se dirigen al hígado para ser utilizados como fuente de energía y generar cuerpos cetónicos. A su vez, el ayuno activa un proceso fundamental para conservar homeostasis energética y el mantenimiento de la supervivencia celular, la autofagia, que consiste en la degradación de proteínas intracelulares, orgánulos y otros componentes celulares dentro de los lisosomas.

El ayuno en general presenta más beneficios que efectos adversos, mejorando marcadores relacionados mayoritariamente al síndrome metabólico y marcadores celulares tales como:
reducción en los niveles plasmáticos de colesterol, triglicéridos y todo el perfil lipídico en general, mejorando la respuesta de la insulina en tejidos donde la sensibilidad se ha reducido por exceso de tejido adiposo u otra afección, mejora la microbiota intestinal, mejora calidad de sueño y reduce significativamente el peso corporal, ayudando a potencializar estos efectos metabólicos, mejora la respuesta al estrés mediante la biogénesis mitocondrial generada por la restricción de energética.
El AI no está indicado para todo tipo de pacientes, ya que puede generar hambre, irritabilidad y una capacidad reducida para concentrarse, así como la sobrealimentación posterior a los periodos de restricción.
Puede ser peligroso y no se recomienda para personas con desequilibrios hormonales, trastornos alimenticios, mujeres embarazadas y en período de lactancia y diabéticos. Tampoco se sugiere su práctica en poblaciones específicas como niños, ancianos y personas con IMC inferior a 18,5.

Pero fuera del ayuno no vale el eslogan ¡”come lo que quieras”! Es importante tener presente en todo momento que debemos estar ante una dieta saludable, porque si no solo podríamos hablar de una “restricción horaria de las ingestas”, pero no necesariamente de una dieta saludable.
Y lo importante para conseguir estos beneficios, y evitar déficits nutricionales, es seguir una dieta variada y equilibrada, recuerda que para conseguir estos objetivos, lo mejor es que te pongas en manos de un asesor nutricional.

Para conseguir estos beneficios, y evitar déficits nutricionales, es seguir una dieta variada y equilibrada.
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